jueves, 1 de abril de 2010

Despedida

Por mucho que no quiera
debo empezar a decirte adiós,
tú sabes ya lo que me acecha
y tambien lo que hay en mi corazón.

He pedido al Señor tiempo,
tiempo para regalarte felicidad
¡Que seas el hombre más dichoso,
en esta vida y en la eternidad!.

Prometo, sin falta, cuidarte
en cuanto Dios me mande a llamar
porque eres el tesoro más preciado
que la vida me ha podido regalar.

La luz de mis ojos se apaga
menos el fuego que siento al verte.
La llama en un instante se dispara
cuando veo tus hermosos ojos celestes.

Con un beso sublime, me despido.
¡Adiós! mi querido ojos de cielo.
En este portal te dejo mis líneas
para que sepas ¡cuanto te quiero!

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