miércoles, 26 de mayo de 2010

¡A mi ojos de cielo!

¡Parece increible que ya no estemos juntos!
que se hayan acabado los días felices,
los sueños, las risas, aquellos juegos
en que te convertías en mi príncipe.

Llegamos a ser un sólo cuerpo
con un sólo sentimiento.
Eramos una pareja con confianza absoluta
un alma unida sin ligamentos.

Ahora somos fragmento de algo
vestigios de una vida mejor,
harapos de una felicidad vivida
muertos en vida, muertos de dolor.

¡Y todo esto es completamente absurdo!
porque me dices a la cara que me quieres
sólo que no quieres compromiso alguno
y tus palabras me hieren de muerte.

¡Ya sé lo que había de un principio!
¿Pero es que acaso somos de hierro?
¿Es que no tenemos un corazón
el motor, que genera sentimientos?

Aunque rehaga lo que queda de mi vida
sigo diciendo lo mismo una y otra vez
que tú serás el último hombre que mi
cuerpo y mi corazón han de querer.

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